¡70!, no cualquiera.


Como usted no cualquiera.
Mi admiración a su lucha constante.
Mi admiración eterna, que por años ha sido entrañable, quien me cantó desde la cuna, quien me ha guiado y enseñado el caminar en este mundo.

Quien fuera mi trovador, que me decía y nada más, queriendo ser canción como Mariana o encargándome que cuide bien las estrellas como a Judith, guiando el vuelo del papalote en el aire; cantando un ojalá a la vida y a la muerte; queriendo vivir en un país libre cantando serenatas diurnas; gastando papeles; preguntándome siempre ¿adónde va lo común, lo de todos los días?; Recordando que yo me muero como viví; evidenciando que es fácil engañar al que no sabe leer, reiterando que debo partirme en dos y dando clases de la familia, la propiedad privada y el amor durante generaciones con monólogos y conversaciones desde el Playa Girón hasta las canciones urgentes para Nicaragua; cantándole al derecho humano y buscando citas con ángeles; no tengo soledad en el réquiem y al final del viaje partiremos de nuevo...
Sobre todo que en esta vida los Amoríos prevalecen y marcan.
Un tributo a mi fiel amigo, quien me acompaña a todas partes y a quien tarareo y busco indefinidamente cuando más necesito de luz y sentido, por que es mi música, poesía, historia, lucha, rebeldía y mucho más.
Mi pequeño tributo a Silvio Rodríguez y José Luis Fariñas.


A. Cabrera, 2016

Amoríos.

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